En el capitulo anterior...
- Se que está mal- dije. Me sentía mal por Perrie, Zayn la estaba como engañando por mi- pero necesito tus besos, te necesito Zayn, y ahora más que nunca.
- Entonces no discutamos más, ya hablaré mañana con ella. Pero ahora quien me importa y me necesita eres tú.
Entonces fui yo quien acortó la distancia que nos separaba para besarle, lo necesitaba, necesitaba beber sus labios como si me saciaran la sed, sentir como si con tan solo eso podría sobrevivir, sentirme como si estuviera flotando en las nubes ajena al mundo que nos rodeaba.
- Sabes que eso puede traerte problemas ¿verdad?- le dijo un Louis preocupado a Zayn cuando entramos cogidos de la mano al salón donde estaban todos.
- Lo sé- respondió Zayn- pero por ella quiero arriesgarme- dijo antes de darme un beso delante de todos. Yo me sonrojé.
- Aww, que cuquis- comentó Nico. A lo que sonreí.
- Le tendré vigilado Malik- le dijo Álvaro poniendo dos dedos delante de sus ojos y dirigiéndolos después hacia Zayn.
- A quien tienes que vigilarla es a ella. Espero que nada malo le suceda. La dejo en tus manos.
- Nos despedimos ya- anunció Álvaro- señorita Sánchez, me acaba de llamar el señor Sanchez que desea que vayamos a casa a comer.
- Bueno chicos, adiós- me despedí. Les di dos besos a Liam, Louis, Niall, incluso a Vero.
- Me alegro por ti- me susurró Harry mientras le daba dos besos igual que a los otros. Luego me dirigí hacia Zayn y le di un fugaz beso en la comisura de los labios. No quería abusar de la hospitalidad de sus labios mientras estos siguieran reservados para otra persona.
Luego Álvaro y yo nos fuimos en silencio a casa a comer. Después de comer mi madre, mi padre, yo y Álvaro, mi padre acompañó al chico con el coche a recoger sus cosas.
- Álvaro- le llamé a la que iba a ser su habitación por un tiempo, mis padres habían insistido en que era mejor que se quedara a vivir en casa en lugar de su apartamento el cual estaba bastante alejado.
La habitación era la contigua a la mía. Y la siguiente era más amplia y un poco mejor pero quiso quedarse ahí.
Lara y Sandra vendrían la semana que viene y la habitación grande tenía dos camas mientras que en la cual estaba llamando solo había una.
- Adelante, pase- me dijo, y entré- estoy guardando mis pertenencias.
- Me gustaría ir luego a casa de Vicky, cuando acabes con todo esto.
- De acuerdo, gracias por avisar.
- ¿Quieres que te ayude?
- No hace falta, ya termino. Señorita Sanchez yo... Siento haber tenido que irrumpir así en su vida. Sé que no es fácil que de un día para otro un extraño tenga que llevarte y acompañarte a todos lados, pero es mi trabajo señorita y es por su seguridad. Trataré de hacer lo máximo posible para que mi presencia no se le haga molesta.
- Gracias Álvaro. Lo sé, es solo que, es extraño. Y por favor, trátame de tu.
- De acuerdo señorita.
- Ah sí, y llámame Irene, no señorita, que solo eres tres años mayor que yo.
- Como desees.
- Ejem...- caraspeé.
- Es la costumbre. Hasta ahora no he trabajado con alguien joven.
- Bueno, ya te acostumbrarás- me reí viendo como intentaba doblar una chaqueta. - Dame, ya lo hago yo- dije cogiendo la chaqueta- y otra cosa. No hace falta que vayas con traje y eso, puedes ir normal.
- ¿Algo más que discutir sobre mi trabajo?- se rió.
- Si, trátame como si fuéramos amigos, no como si tuvieras que protegerme.
- De acuerdo- acabamos de guardar el resto de sus cosas- Listo, ya podemos irnos.
- Ahora la cosa es, ¿podemos ir con mi moto?- pregunté.
- No veo que haya ningún problema.
- ¿Y puedo conducir yo?
- Si sabes cómo ir, si.
- Vale, entonces conduces tu- dije tendiéndole las llaves de mi Vespa.
Bajamos al garaje y cogí mi casco y Álvaro subió a coger el suyo. Mi padre le había informado de que tenía una moto y me conocía lo suficiente como para saber que era mi medio de transporte preferido, así que el chico se había traído su casco.
Monté en la moto tras él y dejé que me llevara.
Más tarde llegábamos a casa de la familia González. Por fuera era una casa preciosa, tenía tres pisos y parecía recién pintada de blanco mientras que el tejado era azul marino. Se oía gente en el jardín de atrás así que Álvaro me indicó que fuéramos directamente ahí.
Bordeamos la casa y llegamos a la parte trasera, el jardín era inmenso y además contaba con una piscina, era como si hubieran juntado mi jardín y la piscina de la casa de Nico, pero todo el doble de grande.
Vero se encontraba en el agua mientras que su madre estaba en una hamaca tomando el sol mientras leía una revista.
- Hola señora González- saludó Álvaro.
- Cari, ¿qué haces aquí?- preguntó Vero saliendo de la piscina y cogiendo una toalla antes de darle un beso a su novio. Conocía la historia de esos dos, y la verdad es que me alegraba por ellos. Si, de verdad me alegraba.
- Hola- saludé a madre e hija.
- Hola cielo- respondió la señora González- ¿cómo te encuentras?
- Preocupada, pero estoy bien, ahora mismo confío en que las cosas se van a solucionar pronto. ¿Cómo está Vicky? Venía a hablar con ella.
- Lleva desde entonces encerrada en su habitación- me explicó Verónica preocupada- no ha salido ni para comer y si tiene que ir al baño va al de la habitación. He intentado hablar con ella pero se pasa el rato llorando y no puedo verla sufrir así. Ven, que te acompaño a ver si contigo quiere hablar.
- Gracias.- entonces me dirigí a mi guardaespaldas- Álvaro, puedes quedarte aquí con Vero mientras, cuando acabe de hablar con Vicky bajo a avisarte.
Álvaro se quedó hablando con la madre de las chicas y yo fui guiada por Vero hasta una habitación de la segunda planta. Llamamos a la puerta pero no obtuvimos respuesta. Vero abrió la puerta, pero ni dentro ni en el baño había nadie.
- Quizás está arriba. Ven, subamos.
Seguimos subiendo por las escaleras hasta una gran sala con una mesa alargada que cubría casi toda la estancia con unas veinte sillas o más alrededor.
- Tuvimos una comida familiar hace poco y esto sigue así- me informó- normalmente esto es una especie de gimnasio- efectivamente, en un rincón de la sala había unas cuantas maquinas de hacer ejercicio.
La sala estaba iluminada por unas puertas correderas de cristal que daban a una terraza desde donde se veía el jardín y la piscina de abajo. Salimos fuera y entonces vi a esa chiquilla con el pelo pelirrojo. Estaba acurrucada en una esquina en la sombra, sentada echa un ovillo.
- Ahí la tienes- dijo Vero en un suspiro- haber si tú tienes más suerte.
- Gracias Vero. Ve con Álvaro si quieres. Luego bajo.
Vero me sonrió dándome ánimos y yo me dirigí hacia la chica. Me senté a su lado en la sombra no sabía exactamente que debía decirle, la verdad es que yo no sé de dónde había sacado las fuerzas, pero sin ellas estaría como la chica, como mi madre.
- Vicky- llamé su atención- a Fran no le gustaría que estuvieras así llorando- no me respondió. Seguía con la cabeza hundida en sus rodillas. La oía sollozar, me acerqué un poco más a ella y le pasé un brazo por la espalda atrayéndola hacia mí y le di un beso en la coronilla.
- ¿Hay noticias de él?- preguntó al cabo de un rato calmándose un poco. Negué con la cabeza reprimiendo las lágrimas que amenazaban con salir. Cerré los ojos y apreté fuertemente los labios. No debía dejar que Vicky me viera llorar, tenía que ser fuerte para conseguir que ella también lo fuera.
- No puedo dormir- me dijo levantando la cabeza, aunque de eso ya me di cuenta al ver las ojeras que se le marcaban- tengo pesadillas, y cada vez que cierro los ojos le veo, veo como esos hombres le golpeaban, veo como caía al suelo, como me miraba y gesticulaba "huye" y después yo empezaba a correr, le oía gritar de dolor, sentía los golpes que le daban. Y de repente, silencio. Me giré temiéndome lo peor. Oí como uno de los hombres decía "rápido, metámosle en la furgoneta ahora que no opone resistencia y huyamos" y yo seguía corriendo, necesitaba ayuda, oí a la furgoneta alejarse y unos minutos después llegué a la fiesta exhausta.
- Tranquila, ya ha pasado eso, lo encontrarán, tarde o temprano volverá a casa. Tenemos que ser fuertes Vicky, a él no le gustaría que nos pasáramos el día en casa llorando.
- Lo sé- dijo secándose las lágrimas con el brazo. Entonces sonrió y se levantó- ¿vienes a la piscina?
- Claro- le sonreí.
Y ambas bajamos a bajo a zambullirnos en el agua, en nuestro medio. Donde todos los problemas desaparecen por un tiempo.
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Hoy voy rápido que se me va a morir el móvil. Espero que os haya gustado el capitulo y bueno, esperare vuestros comentarios. Quizás no pueda subir en varios días, ahora seré un poco irregular al subir los capítulos porque no estoy en casa.
Se os quiere Besos